La epicondilitis, también llamada codo de tenista, se caracteriza por la inflamación del tendón que forman los músculos extensores de la muñeca y los dedos. El dolor más intenso suele localizarse en la unión del tendón con el hueso (epicóndilo humeral), que se localiza en la región lateral del codo.
Mecanismos de producción
Aunque se le llama comúnmente codo de tenista, no solo sufren la lesión estos deportistas sino que también la padecen personas que lleven a cabo trabajos que impliquen movimientos repetitivos de extensión y flexión del antebrazo y muñeca como por ejemplo profesionales pintores, mecánicos, peluqueros, administrativos o informáticos entre otros.
Estos movimientos repetidos provocan microrroturas fibrilares, que habitualmente en su evolución natural cursan con una mala reparación de los tendones dañados, siendo el más frecuentemente afectado el extensor radial corto del carpo.
En tenistas puede identificarse con frecuencia un error técnico, un defecto de agarre o un grip de la raqueta demasiado voluminoso. También puede aparecer como consecuencia de sobre entrenamientos o exigencias competitivas con poco tiempo de descanso entre ellas.
Otras causas de dolor en región lateral del codo:
- Síndrome miofascial de los músculos extensores. A veces no solo se presenta dolor en el tendón insertado en el epicóndilo (entesitis) sino también en los músculos que traccionan de él. Desde esta perspectiva, la hiperactividad muscular de la masa extensora, con puntos gatillo miofasciales (PGM) asociados, sería la responsable del exceso de tensión en el tendón. Por este motivo el tratamiento no sólo debe ir dirigido a la cara lateral del codo, sino más bien a todo el antebrazo.
- El síndrome de atrapamiento del nervio interóseo posterior (rama del nervio radial) debe considerarse en casos de dolor crónico refractario. Esta rama nerviosa puede verse atrapada en bandas fibróticas en la arcada de Fröhse y en los músculos supinadores. El tratamiento consiste en intentar liberar el nervio con técnicas de fisioterapia y en algunos casos se requiere realizar un bloqueo nervioso con anestésico local guiado con ecografía.
- Dolor irradiado desde los niveles vertebrales C5-C6.
Signos y síntomas de epicondilitis
Como se ha descrito anteriormente, el síntoma principal es el dolor en la cara externa del codo que se intensifica al realizar agarre, cargar peso e incluso al extender el brazo.
El dolor puede extenderse por el antebrazo hasta la mano y se exacerba al palpar la zona del epicóndilo.
En tenistas aparece el dolor con el golpeo de revés o incluso al empuñar la raqueta.
Pruebas diagnósticas
El médico especialista en Medicina Física y Rehabilitación realiza una evaluación exhaustiva con objeto de descartar otras posibles causas del dolor y llegar a un diagnóstico de certeza.
La evaluación consiste en:
- Inspección visual para comprobar si existen signos de inflamación y revisar que la articulación esté bien alineada.
- Maniobras exploratorias específicas: extensión de muñeca y dedos contra resistencia con el codo extendido. También se realiza sólo con el tercer dedo (es donde se inserta el músculo más frecuentemente implicado, el extensor radial corto del carpo).
- Palpación del epicóndilo para evaluar el nivel de dolor.
- Exploración de columna cervical y balance muscular completo para valorar posible afectación del nervio radial (proximal o distal).
- Ecografía de alta resolución. El experto en ecografía músculo-esquelética valora en la consulta si existen alteraciones estructurales en el tendón extensor común, el responsable de la epicondilitis. En algunos casos se forman pequeñas calcificaciones en el tendón como consecuencia de las microlesiones de repetición. El calcio se deposita en el tendón como resultado de un intento de reparación que realiza el organismo de forma anómala, siendo en estos casos más difícil su tratamiento y más frecuente la cronificación.
Tratamiento para la epicondilitis
Existen diversas opciones terapéuticas para resolver esta patología, sin embargo cada caso requiere un tratamiento individualizado según la causa que esté produciendo la lesión y su estadio evolutivo, siendo preciso diferenciar entre epicondilitis aguda (tendinitis) y crónica (tendinosis).
La mayoría de los casos se resuelven con medidas conservadoras tales como:
- Frío local + antiinflamatorio tópico.
- Antiinflamatorios vía oral.
- Reposo relativo del codo, reduciendo las actividades que provocan dolor, así como el tiempo y la intensidad del ejercicio.
- En Clínica Altamira realizamos un tratamiento individualizado aplicando distintas técnicas según el caso (terapia miofascial, electropunción, neuromodulación, EPI, radiofrecuencia INDIBA, estimulación electromagnética de alta intensidad SEMAI)
- Programa de ejercicios específicos.
- Ortesis de descarga.
Si el tratamiento conservador no es resolutivo, debemos valorar:
- Infiltración local de corticoides (antiinflamatorio). En casos muy seleccionados donde existe un componente inflamatorio importante objetivado con ecografía, está indicada la infiltración peritendinosa con glucocorticoides. Para evitar que el fármaco se inyecte dentro del tendón, la infiltración se realiza de forma ecoguiada, evitando así el riesgo de rotura del mismo.
- Tratamiento con Ondas de Choque Focales. La evidencia científica avala este tratamiento como uno de los más efectivos para tratar el codo de tenista. Indicado en fase crónica, cuando las medidas más conservadoras han fracasado. Es un tratamiento de medicina regenerativa debido a su capacidad para reactivar los mecanismos responsables de la reparación tisular.
Pese a la alta tasa de efectividad de los tratamientos expuestos, existen algunos casos que no se resuelven, denominándose entonces epicondilitis recalcitrantes, para las que están indicados dos tratamientos:
- Tenotomía percutánea con aguja o Fenestración guiada con ecografía. Se trata de una técnica mínimamente invasiva consistente en la realización de microperforaciones en el tendón dañado (tendinosis). Este gesto médico irrumpe el proceso degenerativo crónico mediante la provocación de un sangrado que origina la liberación de factores de crecimiento y la formación de colágeno.
Ventajas: la técnica se realiza en consulta sin necesidad de quirófano, con anestesia local haciendo que la intervención se lleve a cabo sin dolor, el paciente no ve interrumpidas sus actividades laborales ni deportivas y en casos bien seleccionados tiene excelentes resultados, respaldados por la evidencia científica.
- Cirugía. Indicada sólo si han fracasado todos los tratamientos descritos anteriormente. Puede realizarse mediante cirugía abierta o artroscopia.